Este componente ocupa un lugar esencial en los mecanismos naturales de autorreparación de las articulaciones, y contribuye al mantenimiento y reparación de los cartílagos.
En el cuerpo, es un constituyente del tejido conectivo, por lo que está presente en los tendones, ligamentos, piel, articulaciones, huesos y músculos.
"Uno de los principales sitios en donde se encuentra es en el cartílago articular, éste nos permite movernos y caminar sin dolor, porque recubre las articulaciones y no permite que los huesos se toquen entre sí", explica Eduardo Álvarez Lozano, coordinador general del banco de huesos del Hospital Universitario.
Los huesos son tejidos con mucha enervación de fibras, comenta, que empiezan a doler cuando el cartílago se gasta y hay contacto entre hueso y hueso.
"En los problemas como la osteoartritis, que es una degeneración de las articulaciones, la estructura del cartílago articular se empieza a violar, por lo que el cartílago se empieza a ulcerar y forma lesiones grandes que se van extendiendo a toda la articulación.
"El hueso de abajo se empieza a aplanar porque está soportando una carga excesiva, cerrando el espacio entre hueso y hueso, y provocando que las rodillas se encorven y haya dolor".
Esto puede ocurrir por varias causas, por ejemplo, en el caso de un deportista con problemas en el menisco, puede presentar un desequilibrio de fuerzas que empiezan a ocasionar una degeneración del cartílago, en este caso señala que se produce una osteoartritis postraumática.
"También puede aparecer por enfermedades inmunológicas como la artritís reumatoide, en donde hay un desorden en la inmunidad, es decir, el cuerpo desconoce sus propias células y las ataca, ocasionando una enfermedad que destruye las articulaciones, pero que no tiene que ver con la patología degenerativa que provoca la osteoartritis".
Y en ciertos casos, indica que puede deberse a la predisposición genética que tienen ciertas personas a desarrollar este padecimiento.
"En estos casos la solución no es la glucosamina, porque no desaparece los problemas de osteoartritis, sino que se trata de un complemento que ayuda en el tratamiento, no es un medicamento que por sí solo pueda detener o mejorar el problema".
Pero recalca que en etapas iniciales, cuando el daño del cartílago no es muy severo, la glucosamina puede tener un efecto protector del cartílago.
"En etapas muy avanzadas de la osteoartritis, la glucosamina no tiene ningún efecto, pues cuando no hay cartílago, los pacientes que la toman, la eliminan por la orina".
El tratamiento definitivo de la osteoartritis avanzada, asegura que es solamente quirúrgico, con prótesis.
Lo que sí recomienda es que los deportistas puedan tomarla como suplemento, como sucede con las vitaminas o antioxidantes, en estos casos aconseja tomar una dosis de 500 miligramos 3 veces al día.
"Cabe aclarar que en ningún momento la glucosamina cura una osteoartritis, pero es buena cuando empiezan los síntomas y los problemas articulares, pero cuando ya hay deformidad en las articulaciones, que tiene las piernas encorvadas y con dolor al caminar, es muy difícil que este tratamiento logre un efecto, porque el efecto es sobre el cartílago y si éste ya se degeneró, es muy escaso".
Además, asegura que son tratamientos a largo plazo, es decir, mínimo 2 meses de ingesta, para que se puedan ver los resultados.
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